El "slow sex" se refiere a una filosofía y práctica sexual que aboga por desacelerar el ritmo de la intimidad y enfocarse en la conexión emocional, la atención plena y el disfrute del momento presente. A diferencia de la aproximación más rápida y orientada al rendimiento que a veces se asocia con la sexualidad de hoy en día, el slow sex se centra en la calidad de la experiencia en lugar de la cantidad.
Algunos aspectos clave del slow sex incluyen:
- Conexión Emocional: Pone énfasis en la conexión entre las personas implicadas. Se trata de crear un espacio íntimo donde la comunicación, la empatía y la conexión emocional sean fundamentales.
- Atención Plena: Implica estar presente en el momento y estar consciente de las sensaciones físicas y emocionales. Esto significa dejar de lado las distracciones y concentrarse en la experiencia íntima compartida.
- Exploración Sensual: En lugar de centrarse únicamente en la penetración y el orgasmo, el slow sex fomenta la exploración sensual de todo el cuerpo, utilizando todos los sentidos, incluso puedes implementar lubricantes o aceites para masajes que puedan mejorar la sensación o el contacto piel a piel; puede incluir caricias, masajes, besos y otras formas de estimulación erótica.
- Ritmo Relajado: A diferencia de la prisa que a veces se asocia con el sexo contemporáneo, el slow sex implica un ritmo más relajado y pausado ya que se trata de disfrutar del proceso y no apresurarse hacia el clímax.
- Comunicación Abierta: La comunicación abierta y honesta sobre deseos, límites y fantasías es esencial, es importante que la pareja comparta sus pensamientos y sentimientos, creando un espacio seguro para la intimidad.
Al practicar el slow sex, las parejas buscan profundizar su conexión emocional, mejorar la calidad de su vida sexual y experimentar un mayor bienestar general. Cabe destacar que esta filosofía se basa en el consentimiento mutuo y en la creación de un espacio seguro y respetuoso.